Zonas
de Contacto: |
Viajes
y Arqueología en la Obra de Rimer Cardillo |
Lucy
R. Lippard |
Los
viajes, especialmente los viajes hacia la tierra natal, o hacia el pasado,
pueden ser experiencias cuasi-rituales. Como en un ritual, el equipaje
puede estar determinado por el pasado, pero el viaje en sí siempre
está sujeto a vivos cambios. Puede decirse que el viaje es tanto
el medio de Rimer Cardillo como lo son los materiales físicos que
utiliza, muchos de los cuales fueron coleccionados en sus viajes por
las áreas olvidadas, silenciadas y discutidas de su pais de origen,
Uruguay, y son, por lo tanto, "souvenirs".
Al mismo tiempo, Cardillo es un artista para quien la tierra de la patria
es significante. Habiendo dejado su tierra natal durante la extendida
dictadura militar, su arte se concentra sobre el de las culturas indígenas
para quienes el continente latinoamericano es, verdaderamente, el hogar.
El Uruguay lo ronda, y durante muchos años sus obras de arte parecían
altares a la patria perdida. No es raro que él haya encontrado un
paralelo en las historias de estas culturas indígenas que de
manera similar han sido exiliadas, a veces aún dentro de
sus propias tierras. Como artista, él actúa como arqueólogo
creativo, desenterrando, recuperando y recreando el aura más que
los hechos materiales de un pasado que tiende a ser omitido de las narrativas
nacionales actuales.
El artista como viajero y coleccionista de flora tiene una larga historia.
En este contexto, los dibujantes de reconocimiento y los fotógrafos
expedicionarios vienen a la mente. Tal vez Alexander Von Humboldt -
cuyos viajes a Latinoamérica a principios del siglo XIX han sido
considerados como el punto de partida desde una conciencia panamericana
- ha estado presente en la mente de Cardillo mientras realiza sus propios
viajes. "Estamos sembrados con memorias de Humboldt", escribe
Pascual Venegas Filardo 1 (a principios
de la década de los ochenta, el artista cubano Ricardo Rodríguez
Brey hizo obras rituales y de "libros" en un homenaje afro-indígena
a Humboldt; y más adelante en la década, Leonardo Katz, nacido
en la Argentina, hizo una serie de fotografías donde reverberaban
los dibujos de Frederick Catherwood de las ruinas mayas en una estrategia
de triple representación). Como su colega expatriado uruguayo Luis
Camnitzer, Cardillo, no obstante su menor enfoque político, se cuenta
entre el grupo de artistas latinoamericanos que viven en los Estados
Unidos que pueden ser denominados "teóricos viajeros",
y cuya obra es el producto de "diásporas cosmopolitas",
en términos de Karen Kaplan.2
El arte de Cardillo está cargado con un espíritu de resurrección
que es a la vez respetuoso y nostálgico, arraigado en su propia
vida desarraigada, reflejada en culturas desarraigadas. Su utilización
de huesos y semillas refieren a sus historias simbólicas como talismanes
de renacimiento. A pesar de que él viene, literalmente, de otro
lugar su obra puede ser contextualizada dentro de la tendencia arcaizante
que se ha hecho fuerte en el arte norteamericano contemporáneo desde
los 70 y que se ha convertido, de una manera algo curiosa, en un pilar
de la vanguardia, que en este caso mira hacia atrás en lugar de
buscar hacia delante. O, tal vez, la mirada es hacia abajo, hacia la
tierra, ya que la mayoría del arte orientado hacia la arqueología
se preocupa tanto de la tierra en sí, como de los artefactos y ruinas
que en ella se descubren.3
El arte modernista que se inspira o está basado en la arqueología
adquiere parte de su tensión de las paradojas inherentes que tienen
algo en común con el proceso transcultural. Entre ellas, la atención
necesariamente exagerada que se le presta al detalle minucioso y la
manera como lo ordinario se convierte en extraordinario en virtud de
su supervivencia, son particularmente atractivas para los artistas visuales.
Estas metáforas, por supuesto, son también significativas para
las poblaciones indígenas de Latinoamérica, con quienes Cardillo
ha estado.
La transculturación es uno de los temas consecuentes de Cardillo,
y a pesar de que su arte es siempre amable en el afecto, bajo su superficie
está la brutalidad de la historia latinoamericana. En su fascinante
libro sobre la escritura de viaje de la época colonial - Imperial
Eyes - Mary Louise Pratt llama la atención sobre la "violencia
y terror de las zonas de contacto"4
donde las culturas se encuentran en un (extraordinariamente) injusto
combate. La representación y la apropiación cultural han sido
definidas también como formas de violencia por Edward Said y
otros. Dentro de estos contextos teóricos, las crecientes poblaciones
diaspóricas están empezando a producir un arte que es crítico
y a la vez mantiene lealtades culturales y estéticas. La zona de
contacto puede ser también el punto de partida hacia una conciencia
panamericana. La reciprocidad es el antídoto al síndrome de
la "misión de civilización" que con tanta frecuencia
caracteriza los viajes hacia los a veces denominados márgenes.
Existe una dimensión lógicamente problemática en lo político
en el viajar y observar "otras" culturas y lo que queda de
ellas. Aún cuando la interacción está aparentemente desequilibrada
a favor del visitante, los visitados también tienen sus expectativas
sobre cómo los "otros" deben actuar. Cardillo es consciente
de las trampas. Al exhibir en el Salón Municipal de Montevideo en
1991, él involucró a un gran número de artistas locales
en una ambiciosa instalación titulada Charrúas y Montes Criollos,
sobre las víctimas de la conquista y los bosques devastados, que
desplegaba el vocabulario que lo caracteriza: montículos, moldes,
altares y artefactos de madera.
En sus viajes Cardillo colecciona no solamente tierra, conchas marinas,
piedras, madera y restos de animales, sino también fotografías
y relates orales. De esta manera su obra es una forma de reconstitución
de los lugares que ha visitado, presagios de su regreso y un homenaje
a los pueblos de la Amazonia. También es un intento de revertir
las incursiones colonialistas de la historia, aún las relativamente
iluminadas, al recordar a los muertos. La "estética de los
altares" de Cardillo, a menudo de escala aumentada, emplea la acumulación
como metáfora del tiempo geológico, zoológico y cultural.
Al hacer jugar las impresiones "en negative" frente a los
moldes y acreciones "en positive", él mantiene esta forma
de doble imagen que, como derivado, refleja en los pros y contras del
colonialismo cultural.
En el arte de Cardillo, como en los sitios arqueológicos, se fusionan
naturaleza y cultura, como están fusionados el nacimiento y la muerte
en los sistemas de creencias basados en la tierra y los ciclos. Advertencias
ecológicas, el uso de la tierra, la antropología y estudios
religiosos y culturales: de todo saca provecho. Su material es la memorabilia
- en apariencia desenterrada - de tierra, criaturas y gentes - la evidencia
que yace debajo del lugar donde está el hogar. La Araucaria
- un tipo de pino que en un tiempo abundaba en las selvas de la costa
atlántica y que está hoy prácticamente extinguido - ha servido
como simbolo de pérdida. El árbol produce un cono en forma ananá
que es simultaneamente semilla, nuez y fruta, y sirvió como modelo
para los moldes de cerámica de Cardillo. Las instalaciones de Cardillo
son multicapa y multifacéticas, y con frecuencia refieren a formas
culturales locales, tales como el cupí (término guaraní
para hormiguero), que él metafóricamente confunde con cerritos,
o túmulos, y que cubre con figuras de arcilla de semillas, plantas,
pájaros y animales. Otro ejemplo es el catafalco, en él
que el fusiona la parrilla de secado de pieles amazónica y las plataformas
fúnebres oficiales para exhibir los atributos de héroes y dignatarios.
Todos estos estan enmarcados, o contenidos, dentro de estructuras de
madera que en sí mismas podrían representar el contexto del
arte internacional.
Impresiones de diversos tipos, tales como fósiles - milagrosos mensajeros
de hace millones de años - son un tema favorito. Cardillo considera
los moldes de arcilla y materiales naturales que son parte importante
de su vocabulario como ramales del proceso de realización de grabados.
Las pieles de animales otro material favorite, también pueden
ser visto como "grabados" - superficies bi-dimensionales obtenidas
del esqueleto, de la vida. La fotografía es otra encarnación.
Cardillo la utiliza para cerrar las brechas (a veces los abismos) entre
el pasado y el presente. Las incómodas yuxtaposiciones en las que
la vida moderna coloca a la fuerza a los pueblo indígenas empeñados
en no perder sus culturas ancestrales parecen ser el tema de obras tales
como la serie Mujer con tortuga I-III (1995-96), mientras que
Tapices en desaparicion (1992) utiliza la fotografia para conmemorar
a las especies amenazadas, incluyendo ciertos seres humanos.
El Uruguay, dice Cardillo, es el único país de Latinoamérica
que exterminó completamente a sus poblaciones indígenas:
solamente quedan los mestizos. Sus fotografías contienen narrativas,
casi un teatro en el espacio y el tiempo, sobre las circunstancias de
su ejecución y sobre la pérdida de cultura, al convertir a la
gente joven inquieta y desarraigada y al remplazar a los ancianos como
portadores de conocimiento. Las fotografías, como la serie Mujer
con tortuga I-III, entonces, son estudios sobre el poder y el desequilibrio.
La tortuga en cuestión, fotografiada en un mercado local, tenía
mas de cien años, y fue rápidamente vendida para comida. Desactivando
el romanticismo hacia los indios, Cardillo usa esto para mostrar cómo
el contacto con la "civilización" que la gente cambie
su comportamiento. El río es usado como tacho de basura, dice, y
la gente venderá a sus hijas a cambio de una lata de sardinas. Los
pueblos fronterizos donde trabaja son las zonas de contacto, los sitios
de infinidad de dramas que se convierten en materia prima para su arte.
La nostalgia ha sido denigrada con frecuencia en la investigación
académica postmoderna, pero muchos artistas (especialmente aquellos
preocupados con el revival de las identidades nacionales luego
de cataclismos políticos) se han resistido a esas generalizaciones
y han llamado la atención sobre las lecciones para el futuro que
se pueden aprender de las miradas hacia el pasado con un ojo crítico,
teñido tal vez con una comprensible, si bien con frecuencia irreal,
nostalgia. Se podría decir que el arte de Cardillo es nostálgico
(en el sentido positive) en dos niveles. Él mira hacia atrás
al tiempo histórico mientras considera los pasados de las culturas
indígenas en el Uruguay, pero también mira hacia atrás
(y visita) su tierra natal, a pesar que ha vivido en la ciudad le New
York desde 1981.
El espejo, frecuentemente prominente en el arte de Cardillo, puede ser
visto como un "reflejo" literal de la reciprocidad cultural
y tales vagabundeos, y también como lo que Pratt ha denominado
"la danza de los espejos de la fábrica de significados colonial."
5 A los antropólogos les gusta
jugar con la imagen del espejo. Claude Lévi-Strauss comparó
"la mente salvaje" con "un cuarto lleno de espejos colocados
en paredes opuestas, que se reflejan entre sí... sin ser estrictamente
paralelos."6 El espejo representa
tanto el desorden como el desorden, la ubicación y la desorientación,
y tiene un lugar simbólico especial en las culturas azteca y maya.
Una de las piezas foto-serigrafiadas de Cardillo muestra a Tlazolteotl
(la diosa azteca de la fertilidad). En 1968, Robert Smithson hizo, y
escribió sobre, una serie de obras llamadas "desplazamientos
especulares", informadas por visitas ficticias de Texcatlipoca
del "espejo humeante" que le dijo "debes viajar al azar,
como los primeros mayas. Te arriesgas a perderte en la espesura pero
esa es la única manera de hacer arte."7
También Cardillo está dispuesto a viajar por las zonas de
contacto.
Notas:
1.
Pascual Venegas Filardo, Viajeros a Venezuela en los siglos XIX y
XX (Caracas:Monte Avila, 1973),p.14.
2. Caren Kaplan, Questions of Travel (Durham:Duke University
Press),p.101 ss.
3. Ver Lucy Lippard, Overlay: Contemporary Art and the Art of Prehistory
(New York: Pantheon, 1983, nueva edician New York: The New Press, 1993)
4. Mary Louisse Pratt, Imperial Eyes Travel Writing and Transculturation
(London y New York: Routledge)p.185.
5. Ibid.p.136.
6. Tal como lo cita Robert Smithson, en "Incidents of Mirror-Travel
in the Yucatan", en The Writings of Robert Smithson, ed.
Nancy Holt (New York: New York University Press,1979)p.94.
7. Ibid. p.95.