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Impresiones
(y otras imágenes de la memoria)
Rimer Cardillo comenzó su carrera artística en Uruguay como grabador, aguzando sus habilidades en un campo que se nutre de la especialización de los medios y el logro técnico a menudo a expensas del rigor conceptual. En el mundo del arte de hoy, damos por descontado que es frecuente que los buenos artistas recurran a maestros grabadores para colaborar en carpetas de grabados; no es poco usual que ediciones de lujo de ese tipo sean publicadas por sofisiticados talleres de grabado que ponen equipos enteros de expertos y técnicos a disposición de un artista. Sin embargo, es raro encontrar a alguien que ejerza el oficio de forma individual trabajando en estos proyectos artísticos sumamente especializados, y cuyos emprendimientos sean al mismo tiempo teóricamente ambiciosos y técnicamente innovadores. En su práctica artística, Cardillo negocia hábilmente con su compromiso político y un marco metodológico junto con el hacer de imágenes de hoy. La serie mayor de grabados de Cardillo pone de manifiesto la talla de su carrera y las aportaciones de este artista prolífico, esta serie de obras a su vez transmiten una destreza gráfica y una sutil variación con firme determinación de abogar por lo que defiende posibilitando la exploración creativa.
Durante la década de los 60, Cardillo estudió arte en una institución políticamente liberal (si no radical) de estudios superiores en su Uruguay natal. Cardillo continúa siendo un gran defensor de la formación que recibió en la institución de estudios de artes visuales más prestigiosa del Uruguay. Y aún cuando las instalaciones y los equipos del plantel eran modestos, el artista es siempre generoso en alabanzas de sus profesores y sus enseñanzas: Fui
a la universidad desde 1961 a 1968 siete años era la duración
normal de los estudios porque nos exigían que fuésemos
conocedores de todos los diferentes medios artísticos y procedimientos
técnicos. Mi idea era llegar a ser pintor, pero todavía
recuerdo mi primera visita al taller de grabados en ese momento
el grabado se convirtió para mi en un medio de descubrimiento.
Los profesores que tuve habían sido formados en la gran tradición
europea del grabado compartían las técnicas y habilidades
que habían recibido de sus maestros grabadores. En las primeras
décadas del siglo veinte, una ola migratoria europea trajo al
Uruguay artistas altamente calificados grabadores extremadamente
conocedores de su oficio. Era una generación que había
aprendido su arte en talleres de grabado de larga trayectoria en Italia,
Alemania y otros países europeos. Trajeron a Montevideo una tradición
de grabado vital y activa.1 Estaba trabajando con ideas orgánicas. Quería escaparme del formato rectangular de la pintura y el grabado tradicional, por lo que corté unos bloques de madera de formas ovaladas. Utilicé bloques de madera compensada de cedro de pino y de imbuya, esta última una madera brasileña muy dura que permite grabar hasta los detalles mas delicados. Las formas traen reminiscencias de semillas y frutos alguna gente las encontraba muy vaginales pero eran básicamente abstractas. Impetuosos y rebeldes en su experimentación con el color y la forma, estos primeros grabados son indicadores de algo más que simplemente revoluciones formales en el arte y el diseño. Al principio de su carrera, Cardillo aprendió que para él, la estética radical iba de la mano de una política progresista y un activismo comunitario. En
1968, me gradué de la Escuela de Bellas Artes de Montevideo.
Mientras era estudiante había todavía exhibiciones de
arte con menciones y premios en el salón oficial de Bellas Artes,
montadas anualmente por el Ministerio de Cultura. En 1968 hubo una tremenda
revuelta dentro de la comunidad del arte de Montevideo ya no
creíamos en el gobierno, sus poderes y sus instituciones. Los
artistas se fueron a la huelga y se negaron a seguir exhibiendo sus
trabajos en los salones. También en 1968, me contactaron del
Club de Grabado de Montevideo y me convertí en un miembro activo.
Era una gran comunidad. Me invitaron a dictar un curso y el cual continué
dictando por varios años. La organización tenía
más de 2.700 socios, y todos recibían un grabado original
mes a mes. El propósito del Club era llevarse el arte del sistema
de galerías comerciales, y hacerlo llegar directamente a la gente;
todos podían tener un grabado de un artista en sus hogares. Este
interés por el grabado surgió como un fenómeno
de las décadas de los 60 y 70, pero no sobrevivió. En
1969 Cardillo obtuvo una beca para estudios en la Escuela Superior de
Arte y Arquitectura de Weissenssee en Berlín del Este, y más
tarde en ese año, Cardillo partió hacia Europa. El viaje
en sí sería una aventura, ya que viajó en un buque
mercante de Alemania del Este y cuya travesía duró ocho
semanas. Cardillo recuerda que le impresionaba que el barco tuviera
mujeres marineras. La República Democrática Alemana era
bastante más progresista en su política de género. Estaba trabajando en Berlin con alumnos de Kandinsky y de la Bauhaus. La mayoría estaban reprimidos y no se podían expresar o hacer lo que querían. Había una estética oficial. Alemania del Este se adhería a los conceptos soviéticas de arte, por lo que en el grabado, el énfasis se ponía en la técnica y el medio. Llegó una delegación de Polonia a visitar la academia, estos estaban mucho más avanzados que los alemanes del este en la esfera de lo conceptual, así fue que el decano del instiuto les mostró mi trabajo me veían como un embajador de occidente. Los estudios de Cardillo en Alemania del Este fueron formativos tanto en el plano artístico como intelectual. Las conexiones históricas en la industria de la impresión como en la manufactura del papel eran una parte muy tangible del entorno alemán, y tuvieron una impresión indeleble en el joven grabador. Luego de ese año en Berlin Oriental, Cardillo fue invitado a continuar con sus estudios de grabado en Leipzig, Alemania del Este. En la Escuela Superior de Grabado y Artes del Libro de Leipzig, estudié con maestros impresores nacidos durante el cambio del siglo, que habían trabajado con los expresionistas alemanes. Eran grabadores asombrosamente habilidosos, con un gran conocimiento de los materiales y una conexión a los procesos técnicos que había sido transmitida desde siglos de generación a generación. El taller de grabado alemán era un hermoso ambiente, estilo siglo XIX. Era maravilloso trabajar en esos estudios con los maestros grabadores y oir sus anécdotas. Al
tiempo que estaba expuesto a la extraordinaria pericia en el grabado,
Cardillo estudiaba los ejemplos de la historia del arte europeo (y en
particular la alemana). Cardillo cuenta que le permitían estudiar
con detenimiento las xilografías y los grabados de Durero en
los gabinetes de grabado de los museos, bibliotecas y museos de Alemania
del Este. Más de una década más tarde, Cardillo
produciría uno de sus grabados más logrados, una imagen
minuciosamente grabada de un escarabajo, y el título de la obra
sería Durero en Sacsayhuaman, como homenaje al gran pintor
y grabador del Renacimiento norteño. Las
formas orgánicas y naturales se yuxtaponen con objetos más
mecánicos y arquitectónicos. Este era mi primer contacto
con Europa y el mundo de la tecnología. En Uruguay, la vida estaba
más conectada con la naturaleza. Durante este período,
la imaginería expresaba mis sentimientos. En el invierno alemán
nevaba todos los días, y era la primera vez en mi vida que veía
nieve. La serie de obras tituladas Objetos flotantes y volantes (Floating
and Flying Objects) implicó trabajar con una plancha de cobre
e imprimir en tinta negra sobre papel blanco; me enamoré del
proceso del intaglio y de sus tintas. Estaba leyendo mucho a los autores
latinoamericanos, Jorge Luis Borges de Argentina y Gabriel García
Márquez de Colombia y Mario Vargas Llosa de Perú
los sesenta y los setenta fue el gran período de la literatura
hispana. Los grabados tenían connotaciones de la narrativa: tales
como imágenes de animales, pájaros y organismos. Las composiciones
y las imágenes estaban compuestas con collages. Encontré
papel manchado, del que se usaba en el estudio como secante y lo usé
para hacer collages. Esta fue la primera vez que hice aguafuerte, buril,
punta seca y aguatinta de una manera muy concentrada, cuando estaba
trabajando con los maestros grabadores en Berlín. De regreso
al Uruguay, hice también una versión en madera compensada
del grabado Un Traga-aldaba para un affiche de una exposición,
el título es difícil de traducir, es una palabra popular,
inventada, pero sugiere gente codiciosa o egoísta. La Universidad de Leipzig es una de las más antiguas del mundo llena de estudiantes de literatura y filosofía. Como ciudad, Leipzig no había cambiado desde antes de la Segunda Guerra Mundial. En algunas calles mantenía aún faroles de gas. Estas luces me dieron la imagen inicial, y luego la relacioné con formas orgánicas y recuerdos de las zonas rurales uruguayas. Los grabados fueron incluidos en mi segunda muestra unipersonal en 1972 en Uruguay, al volver a casa desde Alemania. Las litografías Objeto deslizándose al igual que los grabados Objetos flotantes y volantes, intentan establecer una relación entre las diversas tradiciones culturales, buscando formas visuales que traduzcan la diferencia y que salven las divisiones. Para Cardillo, el proceso de impresión en sí es siempre una recurso conceptual, dando una sintaxis visual que reverbera con significados. El principio que el agua y el aceite se repelen mutuamente constituye la base de toda la litografía. Cuando uno dibuja con una sustancia oleosa en una piedra litográfica y luego moja su superficie con agua, una tinta con base aceitosa se pegará a las marcas oleosas y permitirá imprimir una imagen positiva. A la inversa, se puede lograr una versión negativa del mismo dibujo trabajando la piedra litográfica con aguafuerte como si fuera una plancha de metal. El proceso implica cubrir la piedra con goma laca, una sustancia que se endurece y protege la superficie de la piedra de la solución ácida que se le aplica a excepción de las áreas sobre las que se ha dibujado. Como se pierde el dibujo original, este procedimiento habitualmente se reserva para la etapa final de producir una edición de litografías. Esta impresión inversa es muy aprovechada en la última imagen de la serie Objetos flotantes y volantes (Floating and Flying Objects), que ofrece una versión nocturna más oscura de las formas abstractas de la serie.
El
surgimiento del gobierno militar a principio de los 70 produjo una trágica
transformación de la vida social, política y cultural
en Uruguay. Al regresar el artista a Montevideo en 1971, su obra comenzó
a reflejar y comentar metafóricamente las amenazas de la prisión,
la tortura, y la violencia, que se habían vuelto parte de la
existencia en Uruguay. Con la consolidación del poder de la junta
militar, cerraron y literalmente desmantelaron la Escuela Nacional de
Bellas Artes de Montevideo un semillero de resistencia contra
las fuerzas conservadoras. Todo lo que pudiera ser llevado de la institución
era cargado en camiones y desaparecía. Para los grabadores esto
representó la pérdida de sus prensas. Aún al día
de hoy, relata Cardillo, nunca se ha recuperado el equipo de estudio
para enseñar grabado las prensas probablemente hayan quedado
sepultadas en algún lugar remoto nunca revelado. La Escuela de Bellas Artes estaba cerrada. Los únicos lugares donde uno podía aprender arte eran los talleres particulares. El mío se dedicaba al grabado y trabajo en papel con otros medios; otros talleres por Montevideo se dedicaban a la pintura o a la escultura, o a fines muy específicos. Mi taller se convirtió no solo en un lugar para aprender, sino también un lugar para estar con la gente. Era también un ambiente que sanaba; había gente que había sido liberada hacía poco de la cárcel, y por indicación médica, comenzaba a dedicarse al arte. Esa gente pensaba que nunca sería capaz de hacer algo nuevamente en su vida eran momentos difíciles. El taller abría dos días por semana en la tarde hasta altas horas de la noche. Observaban y controlaban todo. Frente al taller vivía un militar retirado, un hombre muy culto que siempre quería hablar del arte. Estoy seguro que él habló con las autoridades para que nos dejaran tranquilos, y su apoyo nos protegió. El taller funcionó desde 1974 hasta 1979, el año que me vine a los Estados Unidos. Cardillo describe un mundo virado al revés y dado vuelta por una fuerza militar determinada a asegurar su mando y su poder. Súbitamente, sin debates y sin recursos, se censuraba todo. La policía de hecho detuvo al artista y a varios de sus colegas, arrestándolos por publicar un calendario que ilustraba unas canciones populares que el gobierno sospechaba como subversivas: El
Club de Grabado de Montevideo creó un calendario para 1973 y
me solicitaron que contribuyera al proyecto con una pieza. Ese año
había una feria de arte en Montevideo, y la asociación
tenía un mostrador donde se vendía el calendario. Eligieron
ilustrar canciones populares; algunas tenían leyendas políticamente
discutibles, por lo que nos detuvieron para interrogarnos. Sabían
las direcciones de todos y nos hallaron. Nos llevaron a la cárcel,
donde nos sometieron a interrogatorios. Estábamos todos durmiendo
en una habitación en un edificio que había adquirido la
mala fama de ser un centro de detención y tortura, llamada la
Tintoreria Biere. Cardillo
todavía recuerda este episodio como una experiencia por demás
surrealista, como un episodio de otro mundo en su vida. El artista minimizó
el incidente porque él y sus compañeros fueron liberados
tras un par de días, pero las anécdotas son escalofriantes,
especialmente porque otros que se vieron en situaciones similares no
fueron tan afortunados. Muchos ciudadanos de Montevideo eran atrapados
en ciclos de arrestos arbitrarios y encarcelamiento por períodos
indeterminados. Un número importante de uruguayos considerados
apenas como sospechosos de actividades disidentes o asociaciones
cuestionables por parte del nuevo régimen militar
no volvían a ser vistos, y muchos más aún fueron
los que fueron condenados a años de prisión, a menudo
padeciendo condiciones inhumanas e inclusive torturas brutales. Las
represiones e intimidaciones eran implacables, conviertiendo lo que
había sido una democracia liberal de larga data en una dictadura
militar represiva que duró casi una década.
2 Logré
ver el insecto a través del microscopio electrónico, y
era infinita la manera en que uno podía entrar más y más
profundamente en el detalle. Completar cada plancha me llevaba un mes
y medio, pero esto no era un problema, ya que por aquella época
uno estaba aterrorizado por lo que sucedía en las calles, y pasaba
días enteros en el estudio. Para las versiones en color, se pintaba el papel a mano después del gofrado. Luego se aplicaban dos o tres capas de yeso acrílico diluido con alcohol. Se frotaba luego ese papel protegido con tintas aplicadas con un espesor de aerosol directamente en el papel y luego se los limpiaba como si fuera una plancha. Para
el artista, esas superficies cuidadosamente trabajadas emulaban los
íconos cristianos que había encontrado por primera vez
durante sus excursiones a Bulgaria y Rumania cuando estudiaba en Europa
del Este a principios de los 70. La impresión por viscosidad utiliza una plancha para imprimir muchos colores es como pintar una imagen en la plancha y después pasarla una sola vez por la prensa. Yo usaba pinceles muy pequeños y delicados para entintar las planchas, por lo que para pintar y preparar para impresión cada plancha usada en la Sublime Orfebrería llevaba tres o cuatro horas. Y para cada ejemplar de la edición había que pintar la plancha nuevamente. Es un trabajo muy íntimo e intenso. Algunas
de las chapas de cinc han sido recortadas en forma de mariposa, o con
una forma no rectangular. Casi todos los grabados de la serie fueron
estampados en relieve e impresos junto con el diseño de una hoja.
Cada especimen botánico fue moldeado en resina poliéster
para crear una plancha, posteriormente grabada para realzar las venas
diminutas y los bordes delicados de la hoja. Se incoropraron clichés
fotomecánicos al diseño. Cardillo colecciona estos clichés
antiguos, cada vez más escasos, restos de una época en
que era frecuente usar diseños decorativos complejos y bordes
detallados en periódicos y revistas. En otros casos, se emplearon
piezas de máquinas de procesos industriales hace ya tiempo obsoletos
como planchas para imprimir relieves.
En 1979, Cardillo aceptó una residencia en el departamento de arte de la Universidad de Southern Illinois, en Carbondale. Al reasentar su vida y su carrera en los Estados Unidos Cardillo era uno de más de un cuarto de millón de uruguayos, muchos de ellos la élite cultural y líderes intelectuales de la nación, que dejaron su país huyendo del régimen militar represor que se prolongó hasta mediados de los ochenta. La
situación en el país estaba muy mal. Llegó un momento
en que el ambiente se volvió insoportable. La invitación
para trabajar en la Universidad de Southern Illinois me abrió
la posibilidad de venir a los Estados Unidos. Era muy difícil
para artistas e intelectuales conseguir permiso para viajar al exterior,
y como había expuesto obras en Cuba mis posibilidades eran limitadas.
Para viajar a Estados Unidos tenía que ser convidado por una
institución. Al final acabé quedándome en este
país. Carbondale
queda a poco más de una hora en auto al sudeste de St. Louis,
Missouri, cerca del extremo sur de Illinois. Un profesor de grabado
convidó a Cardillo a visitar un taller litográfico en
New Harmony, un poblado al este, justo cruzando la línea estatal
con Indiana. Durante su visita, a Cardillo le pidieron que trabajara
con los maestros litógrafos para producir un grabado, y la notable
Wasp from New Harmony (Avispa de New Harmony)
de 1980 (ver ilustración, página 41), una imagen
dominada por una avispa aumentada de tamaño, originaria de América
del Norte, conmemora esta colaboración profesional. Si bien especificaba
el lugar donde se había realizado el grabado, el título
del trabajo también anunciaba el comienzo del trabajo artístico
de Cardillo en los Estados Unidos. Hay varias pruebas de las litografías
de Cardillo que permiten ver su progreso en el proceso hacia una imagen
final. Una prueba de ensayo inicial, o impresión realizada para
revisar los avances en un grabado muestra una avispa impresa en tinta
negra usando una piedra litográfica. Una prueba de trabajo, u
hoja en la cual el artista ha agregado trabajo a mano propone el agregado
de un fondo rojizo, con detalles de diseño de un insecto más
pequeño esbozado en blanco. La impresión final incluye
el dibujo de un insecto que se ha hecho de manera más precisa,
fotocopiado de un grabado italiano original que el artista encontró
en una guía para entomólogos que probablemente databa
del siglo XVII. Grabada minuciosamente en una segunda piedra, la imagen
fue impresa en tonos pardos para completar la pequeña edición
de grabados. Las
cosas comenzaron a aflojarse un poco en los 80. Los tiempos más
difíciles fueron a principios de los 70 cuando los militares
tomaron el poder. Para la década del 80 ya estaban aflojando
su control sobre los partidos políticos permitiendo un
poco de libertad para reunirse y discutir. Hay un proceso de cicatrización
después de un período de represión de ese tipo
un silencio. Hay una comprensión colectiva, para mucha
gente es demasiado difícil recordar; simplemente quieren tratar
de olvidar. Una
manera con que Cardillo elaboró sus luchas personales como artista
y como emigrante uruguayo fue sumergirse en la literatura latinoamericana
que estaba dirigida a superar algunas de las realidades políticas
más duras de la época. Devoró vorazmente los escritos
de muchos autores uruguayos contemporáneos, incluyendo la poesía
de Mario Benedetti y la prosa de Juan Carlos Onetti. En el estudio de la calle 53, sólo funcionaban los tres primeros pisos el resto del edificio estaba abandonado. Algunas piezas de la maquinaría habían sido abandonadas y estaban sueltas, provenientes de una antigua fábrica industrial. El techo de hojalata se estaba cayendo y decayendo. Por todos lados había herrumbre. El piso entero era como un collage cubierto con manchas grasosas y emparchado en lugares con láminas de metal. Cada vez que yo veía ese piso comenzaba a relacionarlo con planchas de metal, y piedras lito, y bloques de madera que ya había visto antes. Encontré muchas piezas en ese edificio la pileta de cerámica usada en Silent Barrack y las planchas de madera usadas en Memorial Diptych. Cada vez que yo pasaba del cuarto al quinto piso, encontraba objetos para incorporar en mis obras. Dos
hojas gruesas de papel hecho a mano fueron pegadas para crear el formato
alto y elongado de las tres grandes impresiones Díptico
de la memoria (Memorial Diptych) de
1989 (ver ilustración, página 45). A estas hojas de doble
tamaño las imprimió en relieve usando un gran corte rectangular
del piso de madera de su estudio de Midtown una plancha enorme
en la que el artista había trazado largos surcos profundos con
sus herramientas de tallar madera. Cada relieve era coloreado frotando
la hoja, profundamente surcada, con grafito, carbón y pastel
creando versiones blancas, grises y negras (o luminoso, mediano
y oscuro) de la misma composición. El corte del piso de madera
fue eventualmente incorporado en una escultura a gran escala del mismo
título que sugiere tanto la forma de una caja con su tapa precariamente
abierta o algún disparador primitivo listo para usarse. Siguiendo
la práctica de los escultores africanos, la madera sin tratar
de la estructura es sellada y preservada usando grasa natural obtenida
de patos y pollos, dándole al trabajo una suave pátina.
Comencé a encontrar imágenes en ese piso y conecté esas imágenes con signos rupestres. Comencé mirando las imágenes de la cultura Tiahuanaco de Bolivia, y buscando las marcas en los petroglifos de piedra y las formas de rocas hechos por el hombre prehistórico. Hay imágenes o íconos incrustadas en mis trabajos un guerrero con un escudo y una espada, un hombre con una mujer como pareja, una embarcación y formas de ánforas, fósiles producidos por plantas, definitivamente piedras de las zonas rurales de Uruguay, todo esto está en estos trabajos. Es una imaginería que va a la esencia de la forma yendo al signo y al símbolo. Incrustados con grafito, pastel óleo, pigmento en polvo, aserrín aparentemente sustancias que tenía a mano estos diseños crudos sobrevuelan entre la figuración y la abstracción, teniendo afinidad con las formas pictográficas de las primeras abstracciones de Adolph Gottlieb, las formas emblemáticas de los dibujos líneales de Roberto Matta, y especialmente el vocabulario simbólico del trabajo maduro de Joaquín Torres-García. Torres-García
era una poderosa presencia en Uruguay durante los años en que
yo iba a la academia. Muchos de sus trabajos permanecían a la
vista del público en Montevideo y sus últimos seguidores
seguían trabajando y exhibiendo. En la obra de Torres-García
hay un deseo de que la forma se extienda sobre dos diferentes civilizaciones
y dos eras diferentes. Las composiciones tienen conecciones con Mondrian
y de Stijl, pero también de fuentes antiguas las estelas
talladas y los monumentos de piedra de las Americas. Estas conecciones
dan mucha información sobre mi propio trabajo, y siempre trato
de encontrar esa relación en los objetos que colecciono.
Instalaciones y moldes en los noventa y hoy A principios de los 90, Cardillo comenzó a hacer enormes serigrafías impresas en lonas. Estas obras eran colgadas con arandelas y ganchos, y al igual que los grandes ciclos de los tapices producidos en la Europa medieval, cubrían paredes enteras y transformaban las habitaciones en ambientes densamente texturizados. Una de esas series, colgante, llamada Tapices Evanescentes (Vanishing Tapestries) estaba grabada con la misma imagenología que aparece en los Grabados arqueológicos (Archeological Prints) de 1991-93 (ver imágenes XX - XXI, páginas 34-35). Cardillo tomó fotos e hizo moldes de yeso de las carcasas y cuerpos de animales que encontraba patos, nutrias, armadillos, y perdices, entre otros y los incorporaba en su trabajo bidimensional y tridimensional. En los Grabados Arqueológicos, se yuxtaponen imágenes de restos de animales contra fotografías de huesos humanos excavados y registrados por antropólogos en su trabajo de campo. Cardillo mantiene una red de asociaciones con los antropólogos y los arqueólogos por el mundo que comparten con entusiasmo su investigación y sus estudios. Los esqueletos humanos de Grabados Arqueológicos son los restos de antiguas culturas de alrededor de 7.000 años excavados en vastas áreas de las Américas. Los sitios arqueológicos en Uruguay, Perú, Ecuador, y otras regiones de las Américas muestran hallazgos que presentan paralelos asombrosos con las excavaciones del Valle del Río Mississippi y otras partes del continente sudamericano. Para Cardillo, esta diseminación geográfica de los primeros pueblos nos habla de un pasado en común y conexiones culturales importantes que son relevantes para la sociedad de hoy. La yuxtaposición de evidencias especies animales amenazadas que se muestran junto con las civilizaciones humanas extinctas crea capas de significado, desafiando a los observadores a contemplar no sólo su propia evolución, sino también sus relaciones con otras especies vivas y el mundo natural que los rodea. El formato en blanco y negro de Grabados Arqueológicos transmite una naturalidad que golpea fuerte como si las imágenes fueran instantáneas de una escena de crimen reciente. Desde las serigrafías Chicharras y Mariposas Nocturnas (Cicadas and Moths) de principios de los años setenta, Cardillo no empleaba tal crudeza gráfica, y aquí nuevamente la usa para introducir un elemento de urgencia y de sensación de inmediatez en los discursos de preservación ambiental y distensión cultural. Cardillo comenzó a enseñar en la Universidad del estado de New York en New Paltz en 1994. Esta mudanza auguraba una relación a largo plazo, permanente, con el entorno único del Valle del Río Hudson y el sistema ecológico de la Cadena Montañosa de Shawangunk. Durante todo su cargo como profesor titular en SUNY New Paltz, Cardillo ha trabajado con sus estudiantes en numerosos proyectos a gran escala, incluyendo un mural en una pared exterior construido con azulejos de porcelana impresos con imágenes de íconos de la obra artística de Cardillo de los años 90. El trabajo de Cardillo mezcla cada vez más dos realidades, sus raíces latinoamericanas en Uruguay y su hogar adoptado en Estados Unidos. El interés del artista en la preservación de las selvas vírgenes de la cuenca del Amazonas es paralelo y complementario de su profundo compromiso en sostener el medio ambiente y la ecología de la región del Valle del Hudson. Los grabados del Proyecto para la Bienal de San Pablo (Project for Sao Paulo Biennale) de 1995 (ver imagen XXIII, página 52) fueron desarrollados para la muestra internacional de arte que tiene lugar en Brasil cada dos años, instalación nunca ejecutada por Cardillo. La serie formula una guía abreviada de las formas escultóricas y la imaginería de íconos explorada por Cardillo a mediados de los 90: cupí (cerrillos o montículos cónicos de tierra que siguen el patrón de los antiguos sitios de sepultura Mesoamericanos), catafalcos (estructuras arquitectónicas que dejan ver las pieles despellejadas de grandes felinos y otras especies en peligro de extinción), fósiles (restos osificados que registran la plenitud de una vida pasada ya extinta), y Tlazolteotl (la madre azteca diosa de la fertilidad y el nacimiento, frecuentemente engalanada en los grabados en hojas metalizadas como espejos ). Estas imágenes circulando alrededor de los temas de pérdida y continuidad, la prehistoria y su accesibilidad están grabadas en paneles de papel de colección de pesada textura. Semejando papel de lija o lámina de corcho o arpillera, estos papeles de pared color castaño y bronceado, rescatados de los libros de muestras de los años 40 y 50, comportan sus propias alusiones pasadas y presentes, naturales y culturales que aumentan el repertorio y amplían el diálogo instigado por las imágenes. Cupí es una palabra Guaraní utilizada para denominar los gigantes montículos cónicos, creados por ciertas especies de hormigas que construyen su amplio habitat subterráneo. En un intercambio entre la naturaleza y la cultura, el cupí retiene vínculos formales con los túmulos (tumuli) o cerrillos de sepultura prehistóricos de los pueblos aborígenes a lo largo de las Américas. Los Minuanes, los Yaros, los Timbúes, los Chaná-beguáes, y los Charrúas eran los nombres de las tribus sudamericanas diezmadas por la construcción del imperio y la construcción de la nación que a menudo encubrían pretensiones de genocidio. Los pocos miembros que quedaban de las tribus de Charrúas indígenas de Uruguay, por ejemplo, fueron aniquilados durante el siglo XIX. Salvajemente asesinados por las mismas fuerzas armadas que buscaban un estado-nación uruguayo independiente en 1830 y luego finalmente barridos por una epidemia de viruela oportunista alrededor de 1860, los Charrúas fueron víctimas de una limpieza étnica y una guerra de gérmenes. La obra de Cardillo explora hábilmente los vínculos entre las normas históricas que extinguen a los pueblos indígenas y los hábitos culturales que explotan la vida animal y vegetal. Lo metafórico y lo alusivo son mojones de un arte que revela cómo esos procesos tan poco conspicuos de destrucción se infiltran por todos lados en la existencia contemporánea. Las fotografías y los bosquejos artículos recopilados y recogidos en años de trabajo y estudio dan cuenta de la continua preocupación de Cardillo por la sobrevivencia de los pueblos nativos y la conservación de los ecosistemas naturales más allá de las barreras políticas y las divisiones de la sociedad. Cardillo sale a la búsqueda de las regiones más remotas del continente sudamericano, lugares como el Pantanal (la región del sur del Amazonas que sigue siendo uno de los sistemas más grandes de bañados sin modificar en el planeta), o las rústicas estancias ganaderas del interior de Uruguay. Cardillo toma nota de sus observaciones en diarios de viaje, siendo esos cuadernos de bosquejos la fuente de la serie en curso de xilografías El Pantanal y En la estancia (On the Ranch), ambas comenzadas en 1998 (ver ilustración, página 47; ver imagen XVIII, página 27). Usando un gran proyector de transparencias para aumentar el tamaño de sus pequeños dibujos a lápiz, Cardillo traza sus contornos de líneas en planchas de madera compensada. Tengo una relación con las estancias y con los hombres que viven la vida de gauchos. Para mi, estar en las estancias es como estar entre amigos. Al hacer inicialmente los bosquejos, la idea es describir la vida cotidiana no hay pretensiones de crear una obra de arte. Los bosquejos vienen de mi manera de reaccionar instintivamente a la vida en las estancias. También saco muchas fotos, pero en las estancias la cámara de fotos no alcanza. Hay que sacar el lápiz y tomar unos breves apuntes. Es así que comenzó la serie de xilografías como una reacción emocional a la vida, sin otra pretensión. Los apuntes de Cardillo de líneas agrandadas de tamaño, combinadas con la textura impresa del grano de la madera dieron lugar a los grabados más elegantes y atractivos de la carrera del artista. Parece ajustado decir que, en estas obras originadas en los diarios personales de Cardillo sobre la vida en Uruguay, el artista ha vuelto al medio de la xilografía explorado al comienzo de su carrera artística. En Uruguay hay una rica tradición xilográfica porque las planchas de metal son caras y las piedras litográficas provienen de Alemania, la madera es el elemento más natural que tenemos. Mucha gente influyó en mi trabajo xilográfico Luis Mazzey, Antonio Frasconi, Carlos Gonzales, y luego me puse en contacto con todos los grabadores que trabajan la xilografía en el Club de Grabado de Montevideo. Mazzey fue uno de mis profesores; y Gonzales es considerado el José Guadalupe Posada de Uruguay Posada grababa sobre planchas de metal y en vez Gonzales hacía xilografías. A lo largo de la obra reciente de Cardillo, hay una correspondencia entre moldeado e impresión ambos medios usados para hacer impresiones y grabados. Las imágenes utilizadas para producir las foto-serigrafías Los Pájaros de Gardiner (Birds of Gardiner) de 2003 (ver imagen XVII, página 26) provienen de una serie de moldes de cera. Para producir estos objetos escultóricos, se tomaron moldes de yeso de los cuerpos sin vida de pequeños pájaros que Cardillo encontró en su propiedad cerca del pueblo de Gardiner y en sus cercanías, en el Valle del Hudson en Nueva York. Se vierte el breitling replica yeso sobre la carcasa a través de una grilla de tamiz de metal o malla de alambre, que mantiene al yeso rígido y estable una vez que se ha secado. A partir de este primer molde negativo del ave, se pueden hacer otros moldes positivos. Según Cardillo, algunas veces puede obtener piezas de látex y cera de un molde de yeso. El moldeado directo mantiene la escala real de los cuerpos de los animales, y esto, combinado con las plumas o pelo o escamas que quedan atrapados en los moldes, puede hacer que la presencia física de la criatura sea bastante palpable. En la Escuela de Bellas Artes, primero en Montevideo y luego en Alemania, aprendí técnicas de moldeado de maestros artesanos que hacían moldes de arcilla o cera al detalle, que se utilizan luego en el proceso de producción de una escultura de bronce. Estos profesores eran sorprendentes; poseían secretos sobre los procesos técnicos que habían sido pasados de generación en generación. Usando
las técnicas en las que se especializó durante su formación
artística, Cardillo también ha producido Obras
en bronce (Bronze Casts) en fundiciones de Nueva York, México,
y Uruguay (ver imagen XIX, página 30). Siempre deleitándose
en el proceso de producción, Cardillo dejó algunos de
los bronces con los canales de fundición (o depresiones) intactos,
y con pequeñas cantidades de arena y yeso todavía pegadas
a sus superficies. Para
cada una de las diez imágenes de la serie, hay una que uno podría
llamar una versión más o menos estándar, habitualmente
impresa en un matiz de castaño, verde oliva, o negro. Sin embargo,
también se hicieron variaciones únicas en las que Cardillo
comenzó a aplicar tinta con una esponja directamente sobre el
papel para formar un charco intenso o mancha, en la que luego se serigrafiaba
la imagen. También se usaron tonalidades más frías
y brillantes como la lavanda o rosa para crear con una malla toda una
gama de variaciones sutiles y llamativas.
1.
Esta y todas las citas posteriores de Rimer Cardillo fueron extraídas
de conversaciones con el artista que tuvieron lugar durante la organización
de la exhibición en 2003 y 2004.
Dr. Karl Emil Willers is the Executive Director of Newport Art Museum and Art Association. Recently was the Curator of the Samuel Dorsky Museum of Art at SUNY New Paltz. As a scholar of American and European art of the 19th and 20th centuries, he has served as Chief Curator and Curator of European Art at the Norton Museum of Art in West Palm Beach and as Director of the Downtown Branch of the Whitney Museum of American Art in New York City. Dr. Willers was Associate Curator and Administrative Coordinator for The American Century: Art and Culture 1950-2000 exhibition, held at the Whitney Museum of American Art in 2000. He has organized many exhibitions and accompanying publications, including Milton Avery: Works on Paper (1980), The Prison Show (1981), Roy Lichtenstein Graphic Work 1970-1980 (1981), Universal Limited Art Editions (1982), Spectators of Life (1983), Made in the Sixties (1988), The Gestural Impulse 1945-1960 (1989), The Experience of Landscape (1990), Between Mondrian and Minimalism (1992), Innovations in Printmaking: The Work of Jacques Callot (2000), The Iconographia (2001), Alice Neel’s Feminist Portraits (2003), and Out of the Studio: Hudson Valley Artists (2003 and 2004).
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